lunes, 27 de marzo de 2017

Recurro al blog como una de las últimas opciones de hoy.

En pleno ataque de ansiedad, que no para, no soy capaz de salir del bucle en el que estoy ni en lo que pienso ni en lo mal que me encuentro aparentemente sin razon.

Las razones, las sé. La mayoría las sé.

Pero hay huellas que son imborrables y cuando acuden a mi como un grito, no puedo acallarlas.

¿Qué hago? ¿Voy a estar así siempre?

Son muchas cosas juntas. No es solo una.

Es fácil decir: sé fuerte.

Es fácil decirlo. Pero hacerlo... es otro cantar.

No puedo con tantos pesares. He probado a dejarlos ir, porque no son mi culpa. La vida da muchos palos y son cosas que tengo que superar.

Claro que nadie merece el mal. Pero supongo que me han tocado vivir demasiadas cosas juntas y todo ha explotado en una última.

De ahí mi estado, mi ansiedad, mi malestar.

Algo que aparece sin avisar, como ahora.

Y que no controlo cuando puede irse.

Solo se que en ese momento, solo quiero desaparecer del mundo. Ser invisible.

Hacerme un ovillo en mi cama, en un rincón y dejar de existir por un cierto tiempo.

¿Por qué la gente se porta mal con la gente que lo da todo por ellos a propósito?

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