No merecías nada de aquello. Los pensamientos, las palabras, las miradas, a mi persona... nada. ¿Cómo puede merecer algo así una persona cuando no da lo mismo por otra? ¿Cuando solamente está ahí por pura razón de estar, por interés o por aburrimiento? O por diversión... Ninguna persona del mundo merece ser objeto de otra por cualquier razón. No hay razones que valgan frente al mal trato hacia otro ser. Mediante mentiras y engaños sutiles, es lo peor que se le puede hacer a alguien que está dándote toda su confianza. ¿En qué nos estamos convirtiendo?
Poco a poco, estamos (des)evolucionando. ¿Cuándo ha pasado a no importarnos cómo hacemos sentir a los demás? Sí que es cierto que tenemos que mirar por nuestro bien pero, ¿serías capaz de hacer daño a alguien solo por cumplir algún objetivo? ¿Y lo engañarías? Sé que hay personas que sí. Me he cruzado con demasiadas.
De todas formas, sé que no soy nadie para decir qué merece cada persona. Nadie lo es. Pero sentirse traicionado, es una de las peores sensaciones que puedes acarrear dentro. Y no es solo la traición junto con la mentira en sí. Es la sensación de que se han estado burlando de tu persona, que se han aprovechado de la bondad con la que tratas a la gente, porque, seamos sinceros, yo soy de las que prefiere intentar ver todo lo bueno de las personas a primera mano. Nadie es perfecto, todos cometemos errores pero no sé si sería capaz de tratar así a otro ser humano si de buenas a primeras no me han hecho nada. Y menos cuando es alguien al que supuestamente quieres.
Eso me lleva a pensar, ¿cuánto tiempo puede durar una mentira de ese tipo? Probablemente, si no fuese como soy, muchísimo más tiempo. En parte me alegro ya que, la experiencia me dice que cuanto más tiempo pasas con una persona, más aprecio le coges y, por lo tanto, más daño te hace dejarla ir.
Mi conclusión, en este caso, es que por mucho que a veces aún me moleste recordar ciertas cosas, no puedo dejar que mi pasado influya en mi presente. Y mucho menos en mi futuro. Recordar en cierta parte es bueno porque me mantiene despierta. Por mucho que quiera confiar en las personas, con cada golpe, lo estoy perdiendo y eso es algo de lo que me doy cuenta. Quiero ver el lado bueno de todos pero no puedo evitar pensar: ¿y si...? Sí, nadie tiene por qué mentirnos. Pero, ¿quién sabe lo que descubriremos mañana? Esa es la parte que más en tensión me pone. Encontrar algo, alguien que te hace sentir bien y que tienes ganas de conocer. Pero, después del último golpe, no poder acabar de fiarme por mucho que me parezca algo inocente que no puede hacerme daño. Pero, ¿sabéis qué? Aprenderé a luchar contra ese miedo porque, ¿quién sabe lo que podría llegar a perderme si no lo afronto? Así que... hola miedo, encantada de enfrentarte de nuevo. ¿Sabes qué? No podrás conmigo.
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