viernes, 24 de mayo de 2013

Saber apreciar lo que nos rodea

   Una de las cosas que me parecen muy tristes (mirad que hay muchas pero ya hablaré de ellas en otro momento) es no saber apreciar todo lo que tienes a tu alrededor. Todos hemos pecado de eso. No saber apreciar lo que tenemos, las personas que nos rodean... es lo peor. Porque, realmente, es eso lo que nos da fuerzas día a día para seguir adelante. No nos damos cuenta pero éstas pequeñas cosas... pueden ser mucho cuando menos lo esperemos. Por eso, tenemos que luchar para no dejarlas ir.
   Lo primero es no saber apreciar todo lo que tenemos. ¿Quién no ha pensado nunca que es un desgraciado o que todo lo que le rodea es un asco porque no tiene todo lo que quiere? Que levante la mano... y, sinceramente, dudo que alguna persona no lo haya dicho/pensado nunca. No sabemos apreciar lo que tenemos a primera vista, pero si lo pensamos seriamente... ¿no creéis que podría ser peor? ¡Podríamos no tener nada de nada! Como miles y miles de personas en el mundo...
   La segunda cosa son las personas. Otro tema muy importante para mí. Igual que no me gusta nada que no me valoren como creo que me merezco, no me gusta desvalorar a la gente. Siempre intento dar todas las oportunidades posibles. Lo que pasa, es que llega un momento que tienes que decir "basta". Ya se sabe... das la mano y mucha gente te coge el brazo.
   Oportunidades y oportunidades... también son cosas que no solemos valorar. No nos fijamos en lo que la gente sacrifica. Muchos, incluso a veces, sacrificamos parte de nuestros pensamientos porque creemos que las cosas pueden cambiar. Que la suerte se ponga más tarde de nuestra parte y nos devuelva lo sacrificado. Pero no... debo decir que muchas veces, más de las que quisiéramos, eso no pasa. Puedes dar oportunidades pero hay gente muy inmadura que no las valora y puede pisotearlas una y otra vez. Hasta que pisotean otras partes de ti que no creías que podrían llegar a hacer, y ahí, es cuando aparece el daño. Daño, mucho daño. Pero las personas que no valoran esas oportunidades, no suelen darse cuenta de eso y si lo hacen... no suelen tener mucha empatía. Por esa razón hay que saber decir "basta". Aunque eso también duela... No es nuestra culpa que no sepan valorarnos realmente.
   De todas formas, no tenemos que perder la esperanza. Ya lo dicen... si te caes diez veces, debes levantarte once. Y hay que intentarlo, al menos.

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