viernes, 15 de marzo de 2013

Soñaré...

   Acércate a mí. Despacio, sin dudarlo ni un instante. Mírame fijamente. Sonríeme. Haz que vuelva a pensar cuánto vale la pena estar junto a ti. Acerca nuestras manos. Entrelazándolas. Acaríciame suavemente con tus dedos y deja que lo haga yo también. Me gusta muchísimo esa sensación. Eres de lo poco real que siento últimamente. Probar tus labios, una y otra vez, una y otra vez. Sin cansarme. Sin ver un fin. Cerremos los ojos e imaginemos... imaginemos todo lo que queramos. Seamos personas diferentes, si hace falta. Vamos a imaginar que estamos en otra dimensión. Una en la que nos podamos decir todo con solo mirarnos. Dejémonos llevar. Despacio, muy despacio.
   Haz que la locura cree mella en mí. ¿Puedes? Podrás. ¿Es así como se siente el volar? Si es así, quiero sentirme de esta manera un poco más. Siempre a tu lado, y no dejar que te separes. No quiero dejar que mi tristeza vuelva a hablar por mí, mi dolor interior, toda mi pena. Me gustaría poder apartarla. Pero es algo con lo que me afrento día a día. Algo a lo que le temo... por eso temo que también venga cuando estoy contigo. No sabría qué hacer. ¿Cómo actuar? Finalmente, creo que es mejor... soñar. Soñar y olvidarse de esta sensación, que desparecerá poco a poco, para dejar paso a una nueva. Alguien nuevo que quizá no se asuste de comprenderme, ni yo me asuste de comprenderle. Mientras tanto... soñaré, pero cada vez menos.

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